Trabajos de oficina-Julio Cortázar
Mi fiel secretaria es
de las que toman su función al-pie-de-la-letra, y ya se sabe que eso significa
pasarse al otro lado, invadir territorios, meter los cinco dedos en el vaso de
leche para sacar un pobre pelito.
Mi fiel secretaria se
ocupa o querría ocuparse de todo en mi oficina. Nos pasamos el día librando una
cordial batalla de jurisdicciones, un sonriente intercambio de minas y
contraminas, de salidas y retiradas, de prisiones y rescates. Pero ella tiene
tiempo para todo, no sólo busca adueñarse de la oficina, sino que cumple
escrupulosa sus funciones. Las palabras, por ejemplo, no hay día en que no las
lustre, las cepille, las ponga en su justo estante, las prepare y acicale para
sus obligaciones cotidianas. Si se me viene a la boca un adjetivo prescindible
—porque todos ellos nacen fuera de la órbita de mi secretaria, y en cierto modo
de mí mismo—, ya está ella lápiz en mano atrapándolo y matándolo sin darle
tiempo a soldarse al resto de la frase y sobrevivir por descuido o costumbre.
Si la dejara, si en este mismo instante la dejara, tiraría estas hojas al
canasto, enfurecida. Está tan resuelta a que yo viva una vida ordenada, que
cualquier movimiento imprevisto la mueve a enderezarse, toda orejas, toda rabo
parado, temblando como un alambre al viento. Tengo que disimular, y so pretexto
de que estoy redactando un informe, llenar algunas hojitas de papel rosa o
verde con las palabras que me gustan, con sus juegos y sus brincos y sus
rabiosas querellas. Mi fiel secretaria arregla entre tanto la oficina,
distraída en apariencia pero pronta al salto. A mitad de un verso que nacía tan
contento, el pobre, la oigo que inicia su horrible chillido de censura, y
entonces mi lápiz vuelve al galope hacia las palabras vedadas, las tacha
presuroso, ordena el desorden, fija, limpia y da esplendor, y lo que queda está
probablemente muy bien, pero esta tristeza, este gusto a traición en la lengua,
esta cara de jefe con su secretaria.
Encontrado alguna vez por casualidad en medio de miles de libros tristes de una biblioteca.
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