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Mostrando las entradas de octubre, 2021

Algo en la oscuridad- José Emilio Pacheco.

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  A Neus Espresate     PRIMER ACTO   Los anteriores ocupantes tuvieron que abandonar apresuradamente la casa. Hallamos un teléfono arrancado de cuajo, ropa esparcida, muebles en desorden, cartas, papeles privados, alimentos a medio consumir ya cubiertos de moho. Aunque no encontramos huellas de gatos ni de perros, había un cobertizo de madera en el traspatio. Al reordenar desnaturalizamos todo. Basta poner más a la izquierda una silla para que un cuarto ya no sea el mismo. Teníamos prisa por cambiarnos y era tan grave la crisis de alojamiento por la explosión fabril en la zona que en cuanto firmamos el contrato sólo pedimos que la inmobiliaria nos entregara la llave. No preguntamos por la zona ni por los antiguos inquilinos. A ellos, por lo visto, les tenía sin cuidado el juicio de quienes iban a reemplazarlos. Dejarlo todo en esas condiciones era muestra de una total despreocupación o una urgencia absoluta. —Piensan regresar —dijo Ester. —No lo creo. Alquilamos la c...

Las cosas hablan - María Elvira Bermúdez

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  Cierta noche de principios de diciembre una intensa nevada hería los campos tristes de una región de Chihuahua cercana a la carretera de Ciudad Juárez. La nieve había cubierto las ruedas y helado el motor de un automóvil en el interior del cual, tiritando de frío y preocupados, estaban Bruno Morán y su esposa María Elena. — ¿Qué hacemos? —decía Bruno—. ¡No podemos pasarnos aquí toda la noche! — ¿Por qué no? —sugería María Elena—. Es peor salir del coche y morimos de frío allá fuera. Aunque, puede suceder algo que… — ¡Tú siempre con esa imaginación alebrestada! Apuesto que ya estás urdiendo algún cuento. —No, Bruno. Pienso que nos hemos alejado del camino y que estamos cerca de una casa. Mira, allí se ve una luz. Morán sonrió con escepticismo y murmuró: —La lucecita que ven a lo lejos los niños de los cuentos que se pierden en el bosque… —Pero miró en la dirección indicada. Y en efecto, en medio de una masa negruzca advirtió un tenue resplandor. Preguntó: — ¿Te ani...

La historia del conductor de autobús que quería ser Dios- Etgar Keret

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  Ésta es la historia de un conductor de autobús que nunca se avenía a abrir la puerta a los que llegaban tarde. Este chófer no estaba dispuesto a abrirle la puerta a nadie: ni a los introvertidos chicos del instituto que corrían en paralelo lanzándole unas miradas de lo más tristes ni tampoco, por supuesto, a las personas nerviosas que, envueltas en bastos anoraks, golpeaban enérgicamente la puerta como si hubieran llegado a tiempo y fuera él quien se estuviera comportando inadecuadamente, ni tan siquiera a las viejas cargadas con bolsas de papel marrón llenas a reventar de víveres que agitaban una mano temblorosa haciéndole señas. Y no era por maldad por lo que no les abría la puerta, porque en ese conductor no había ni el más mínimo atisbo de maldad, sino por ideología. La ideología del conductor decía que si, supongamos, el retraso sufrido por dejar montar a alguien era de aproximadamente medio minuto y la persona que se quedaba en tierra fuera del autobús perdía por eso un cua...